15-12-2009 | Noticias | Consejo | Dlg. Azul
 
Feriado administrativo en Azul
 
 

La Delegación informa que, atento a lo dispuesto en la Resolución de Mesa Directiva N° 580/03, se adhiere a la celebración del aniversario de la fundación de la ciudad, disponiendo feriado administrativo el 16 de diciembre.

Historia de Pampas, Criollos e Inmigrantes
Los primeros pobladores del suelo azuleño fueron los pampas, quienes desde muy lejanos tiempos ocuparon la región central de la actual provincia de Buenos Aires.

Esta era una de las zonas más pobladas por los aborígenes dado que el agua era aquí permanente por los arroyos Azul y Tapalqué, las vertientes de las sierras y las lagunas.

Azul fue un hito en la historia de la dura pugna entre la expansión al interior sureño del mundo blanco y la resistencia de los pueblos autóctonos en el marco de la avanzada de frontera. La colonización del territorio por los blancos se tradujo en enfrentamientos y malones aunque también con el tiempo en frágiles acuerdos y treguas.

En torno a la Fundación del Fuerte San Serapio Mártir del Arroyo Azul los caciques más relevantes de la región eran Juan Catriel (“el Viejo”) y Juan Manuel Cachul, amigo del anterior.

Luego de una etapa de enfrentamientos, por contar con las garantías pactadas que salvaguardaban a su tribu, en 1856 se consolidó un acuerdo entre el general Manuel Escalada y el cacique Juan Catriel el cual permitió la paz y hasta un asentamiento indígena en el pueblo (el actual barrio Villa Fidelidad).

En esta época también contribuyó a la pacificación y al acercamiento de los pampas la actividad comercial que se había intensificado por la reciente presencia de pulperías: los naturales producían con el trabajo de los cueros de vacunos, nutrias y venados maneas, riendas, lazos, bozales, estribos, látigos y ponchos que cambiaban, en la forma de trueque, con los blancos por manufacturas, azúcar, armas como puñales, facones y lanzas, utensilios y cuchillos, lana para sus tejidos en telar, y caballos.

Finalmente, como solía suceder, Juan Catriel se incorporó a las tropas nacionales y más tarde lo hizo su hijo Cipriano, quien fuera asesinado por su hermano Juan José Catriel tras luchar contra Calfucurá.

Avanza la frontera
A comienzos del siglo XIX la frontera Sud de Buenos Aires se extendía como una línea que vinculaba Melincué, Rojas, Salto, Guardia de Luján, Navarro, Lobos, Monte, Ranchos y Chascomús.

El avance de la frontera desde el Salado se efectuó desalojando al aborigen de las tierras que quedaban entre la vieja y la nueva frontera y repartiendo las mismas entre el grupo estanciero acaudillado, en un primer momento bajo las órdenes del general Martín Rodríguez y posteriormente por las del coronel Juan Manuel de Rosas.

Posteriormente, durante la década de 1830 se abre y consolida en la actual provincia de Buenos Aires la llamada nueva línea de frontera, dejando atrás la que había sido hasta entonces para los criollos la delimitación natural: el río Salado. Junín, 25 de Mayo, Tandil, Blanca Grande, Bahía Blanca, Tapalqué y Azul fueron los fuertes que jalonaron ese devenir histórico garantizando la colonización interior.

Es así como en 1825 el gobierno provincial del general Las Heras designó una comisión encargada de la demarcación de la línea de frontera mediante el establecimiento de fuertes y fortines compuesta por el coronel Juan Lavalle, el ingeniero Senillosa y el hacendado Juan Manuel de Rosas.

La llegada al gobierno de Bernardino Rivadavia en 1827 estableció la conocida ley de enfiteusis, a través de la cual los terrenos adquiridos como suertes de estancias marcarían la línea fronteriza al sur desde el Cabo Corrientes hasta el Fuerte Independencia en Tandil y hasta la laguna Blanca Grande.

Sin embargo, en 1829, el gobernador Juan José Viamonte dictó un decreto sobre el reparto gratuito de tierras en “la nueva línea de fronteras del arroyo Azul” que perjudicaba a los terratenientes enfiteutas situados en estos pagos.

La fundación del fuerte
Con el fin último de constituir una población regular, en 1832 el gobernador Viamonte decretó la construcción del Fuerte de San Serapio Mártir del Arroyo Azul, originalmente llamado Federación, en la nueva línea de frontera en el arroyo Azul y campos fronterizos del Estado. De esta forma se autorizaba el reparto de las tierras en propiedad de los enfiteutas -quienes debieron abandonar sus terrenos- entre los pobladores que concurriesen a establecerse bajo la protección del Fuerte, emplazado en un ejido que formaba un cuadrado de ocho leguas de largo.

Es así como en diciembre de ese mismo año el coronel Pedro Burgos, bajo las órdenes de Juan Manuel de Rosas, partió con la caravana fundadora desde una estancia en Chascomús. Las tropas estaban compuestas por treinta y dos carretas, dos galeras y un carretón en los que se conducían a varias familias, un sacerdote, un médico, los zanjeadores, una caballada y maderas.

El agrimensor Francisco Mesura tuvo a su cargo trazar los planos del Fuerte, ubicado en el lugar que hoy en día ocupa la Plaza San Martín y rodeado por un foso que abarcaba una superficie comprendida desde siete cuadras por la Avenida 25 de Mayo, entre las actuales avenidas Mitre y Pte. Juan D. Perón, y que se extendía hasta la margen occidental del arroyo. El pueblo estaba conformado por 208 pobladores y 44 ranchos.

El Fuerte ocupaba la manzana de la actual Municipalidad con sus plazoletas anexas, estaba construido a medio viento y con paredes de adobe y tenía cuatro cañones en cada una de sus esquinas sobre plataformas de tierra con un mangrullo muy alto para otear el lejano horizonte. En frente estaba la plaza principal, una pequeña y modesta capilla donde hoy se emplaza la Catedral y al lado de ella el antiguo Juzgado de Paz, función que ejerció el Comandante militar Pedro Burgos hasta 1936. Por el momento, la mayoría de las construcciones eran ranchos de adobe, techos de paja y pisos de tierra.

La plaza central fue conocida primero como Plaza Mayor, y poco tiempo después como Plaza de las Carretas pues en los primeros tiempos allí desembocaban los carruajes que entraban por el puente sobre la esquina de las actuales Burgos y Mitre.

En 1836 asumió sus funciones el primer Juez de Paz Manuel Capdevilla y al año siguiente llegó la primera maestra de la comarca, Sor Gregoria Tapia.

El Fuerte dio entonces origen a la ciudad y la misma contó con una población pujante, ya que para 1837 Azul ya contaba con su primera escuela y para 1854 con el primer transporte público, 6000 habitantes, 42 pulperías, 3 jabonerías, 10 quintas, 2 hornos de ladrillos, 4 chancherías, 2 boticas, 2 bares con billares, 1 fábrica de carros, 2 lavaderos de lana, 6 asientos de tahona, 3 médicos, y en los campos circunvecinos existían 397 establecimientos, 51 agricultores, 252.471 cabezas de ganado vacuno, 40.914 caballos, 120.855 ovejas y 1.567 cerdos.

En 1855 Azul sufrió el más terrible malón cuando 5.000 lanceros de Calfucurá cayeron sobre el Fuerte llevándose 150 cautivas y más de 150.000 cabezas de ganado.

Sin embargo, el pueblo pudo superar esta situación y en 1856 el Juez de Paz Luis Cornille instaló la primera Comisión Municipal de Azul, compuesta por Juan M. Rivero, Leonardo Brid, Manuel Revilla y Pedro M. Lavao como titulares, y Luis Cornille y José Antonio Eguren como suplentes. Para 1958 la población de Azul había crecido, con afluencia de muchos inmigrantes principalmente franceses, lo que obligó a ampliar el ejido del Municipio.
 
             
     
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