Menu
Instagram Facebook Linkedin Twitter

Reuniones y Misivas

Desánimo, impotencia, fastidio, crispación… bronca.

El epítome refleja con claridad lo que está golpeando a una parte importante de la profesión en estos días de julio como consecuencia de la situación que se vive ante numerosas dificultades que se materializan al tener que realizar presentaciones ante la AFIP.

Sabemos que la profesión de Contador Público, desde largo tiempo atrás, se ha visto obligada a asumir nuevas y variadas responsabilidades, derivadas de decisiones adoptadas por las distintas autoridades de aplicación.

Al respecto, en reiteradas oportunidades hemos puesto de manifiesto una posición crítica al entender que en muchos casos se trata lisa y llanamente de una transferencia de tareas que son propias del Estado, que las terceriza a título gratuito, haciendo recaer sobre los profesionales obligaciones que implican una innegable sobrecarga en su desenvolvimiento cotidiano. La receptividad hacia esas manifestaciones ha sido escasa o nula.

Además de lo señalado, surgen de manera continua nuevos requisitos y exigencias que impactan fuertemente en el rol que los Contadores Públicos desempeñan como nexo insoslayable en la relación fisco-contribuyente.

Cabe mencionar, a título de ejemplo y por tener una innegable gravitación coyuntural, lo relacionado con la presentación de declaraciones juradas IVA Web ante el colapso producido en el funcionamiento de la página de AFIP para la presentación de las mismas, que llevó, en numerosos casos, a tener que realizar durante horas intentos con resultados infructuosos, muchos de ellos con remisión a la Mesa de Ayuda y otros que finalmente optaron por la presentación mediante el aplicativo SIAP.

Esta temática ha formado parte de la agenda en sucesivas reuniones con funcionarios de AFIP y ha sido objeto de notas elevadas a las autoridades.

En ese contexto, oportunamente planteamos que era necesario establecer una gradualidad para la incorporación de contribuyentes y un equipamiento que incremente de manera sustancial la capacidad de operación y conectividad.

No debe interpretarse que falta espíritu de colaboración ni que se quiera poner “palos en la rueda”. Simplemente, se trata de lograr, en armonía y con ánimo constructivo, un marco para que el ejercicio profesional no se convierta en una actividad insalubre y que la búsqueda de soluciones beneficie a todos.

Corresponde al editorial del Dr. Alfredo Avellaneda, Presidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires, publicado en la revista RePro Nº86 del mes de agosto.