Menu
Instagram Facebook Linkedin Twitter

Azul

Bajó el costo del crédito para las empresas, pero no para consumo

Bajó el costo del crédito para las empresas, pero no para consumo

Las tasas de adelantos en cuenta cayeron del 43 al 24,4% anual en un año; las de préstamos al público se mantienen casi sin cambios cerca del 40%.

Los bancos abarataron fuerte en el último año el crédito de corto plazo que ofrecen a las empresas para que administren su liquidez (adelantos en cuenta), pero mantuvieron caro el financiamiento para el consumo de las familias.

El dato es seguido con inquietud por el Gobierno, que espera que la banca privada se sume al esfuerzo de las entidades públicas por evitar los efectos no deseados del sistema de "precios transparentes". Este esquema, que obliga a los comercios a diferenciar según se pague al contado o en cuotas, derivó en un encarecimiento de los precios financiados, que el Gobierno buscó enmendar lanzando a los bancos Nación, Provincia y Ciudad a ofrecer planes de compra en hasta 50 cuotas fijas al 19% anual.

Pero los anuncios de acompañamiento de la banca privada no llegaron, lo que llevó a los funcionarios que monitorean desde la Casa Rosada las iniciativas oficiales a reparar en un gráfico que publica a diario el Banco Central: el que muestra cómo la banca sigue "castigando" el consumo.

Click Aqui
El cuadro deja en evidencia que mientras el costo promedio de los adelantos a las empresas por más de $ 10 millones cae sostenidamente desde abril de 2016 (del 43 al 24,4% promedio), el de los préstamos personales se mantuvo firme cerca del 40% promedio, pese a la baja generalizada de tasas y la caída que registró la inflación en la segunda parte del año.

"La trayectoria descendente en las tasas de los préstamos personales ha sido menos intensa que la del resto", admite el analista Santiago Romero Manoukian, pero advierte que "siempre hubo un diferencial entre los préstamos a las personas y las empresas, que deriva del mayor riesgo que supone financiar a individuos".

Sin embargo, cree que el nivel que alcanzó la brecha entre ambas líneas está impactado por un cambio regulatorio ("dejó de regir un tope de tasas para los personales", aclara) y porque los bancos "aprovechan que la demanda de préstamos personales se mantiene en recuperación para asegurar parte de la rentabilidad que vienen perdiendo en otros negocios".

Para el consultor Javier Martínez Larrea, el dispar comportamiento que mostraron estas tasas en el último año deriva de las diferencias entre cada tipo de demanda. "El segmento de empresas es muy competitivo. Ellas buscan entre los bancos cuál les ofrece mejores tasas, plazos, etc. Y como trabajan normalmente con varios, les es fácil arbitrar". En cambio, "las personas trabajan con uno o dos bancos y les es bastante engorroso cambiar, por lo que suelen ser clientes más cautivos". Por eso, advierte, son mercados "difíciles de comparar".

En el BCRA creen que todo forma parte de una exacerbada cautela de los bancos, que hizo que el crédito no despegara en 2106. "Uno de los principales desafíos que tienen por delante es idear nuevas formas y modalidades de financiación, con mayor llegada y alcance al público", los azuzó días atrás Federico Sturzenegger.

El fenómeno también llamó la atención de los analistas bursátiles que siguen la valuación de los bancos en el mercado. "Es interesante observar cómo ciertas categorías de tasas activas han caído sostenidamente, mientras que las de préstamos para consumo se mantuvieron firmes", advirtió un informe de Balanz Capital. Creen que el BCRA usó "persuasión moral" para empujar a los bancos "a ofrecer tasas más baratas para abaratar costos a las empresas mientras hace la vista gorda con tasas de consumo aún altas para mantener restrictivo el crédito al consumo".

Pese a su costo, la línea de créditos personales (junto a la de prendarios) es la de mayor movimiento en lo que va del año. El stock de este tipo de préstamos se amplió en casi $ 8000 millones en enero (6 veces más que un año antes) y se mantuvo en expansión en febrero, con lo que el total colocado ya supera los $ 236.700 millones (+43% anual).

En el Gobierno temen que esa expansión esté motorizada por "malas razones". Aluden a créditos que se toman para cancelar consumos realizados con tarjetas en vacaciones sólo para evitar la tasa de hasta el 50% que los bancos siguen cobrando por esa financiación. "Eso significaría que se está erosionando capacidad de consumo futura", explicaron fuentes oficiales, mientras aguardan un gesto de la banca privada para darle un empujón al consumo.