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En medio del acuerdo con el FMI, el Banco Central fijó las pautas para actualizar salarios y contratos

En medio del acuerdo con el FMI, el Banco Central fijó las pautas para actualizar salarios y contratos

La ansiedad enceguecía. Si había o no anuncio, si el board del FMI había aprobado el paquete argentino, cuántos dólares llegaban finalmente al país. La conferencia de prensa en el Centro Cultural Kirchner (CCK), el jueves por la noche, era un hervidero de inferencias. Y el desesperado requerimiento de información hizo probablemente que pasara desapercibido un lineamiento clave que buscará regir la macroeconomía y la política monetaria durante el próximo año.

Lo explicó el presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, en su discurso. "Nos comprometemos a que en junio-julio del año que viene la inflación estará entre 20% y 21%", dijo. Y así, sin decirlo explícitamente, el ahora dueño de las metas de inflación dejó dos mensajes: toda la política monetaria del organismo, incluida las tasas de interés y su impacto en la actividad económica, estarán subsumidas a ese número. En segundo término, con el objetivo de ofrecer previsibilidad en un programa de metas de inflación, intentó marcar la cancha para futuras actualizaciones de contratos (alquileres, por ejemplo) y de salarios, tanto del sector público como del privado.

Sus palabras retumbaron en el CCK, lugar neutral elegido por el Gobierno para evitar cualquier posibilidad de interpretación de una nueva intromisión política, como lo había sido el 28D. Pero la política ya daba vueltas alrededor de esa nueva meta de inflación. Sólo unas horas antes, la CGT se había ido de la Casa Rosada con una promesa: una recomposición de 5% a las paritarias mayoritariamente cerradas a partir de abril en un promedio de 15%. Ese porcentaje era hasta el jueves pasado la meta oficial de este año. "Esperemos que sea lo más baja posible", dijo, en tanto, Sturzenegger para la inflación de este año, sugiriendo que ya no existe un objetivo claro para 2018.

Así, a través de esta sutil esta señal en medio de un mar de recortes presupuestarios que comenzarán a tener forma con el debate de la ley de presupuesto 2019, el Gobierno busca que se disuelva la conflictividad que parecía volver a activarse con los gremios. La amenaza de una huelga general, sin embargo, sigue en el aire. "Con el objetivo de preservar el poder adquisitivo de los trabajadores, en la medida en la que cada sector lo permita, se propuso la conformación de un régimen simplificado voluntario de adecuación de la negociación colectiva salarial para los trabajadores en relación de dependencia del sector privado, correspondiente a 2018", escribieron en el Ministerio de Trabajo, antes del anuncio del paquete con el FMI.

"A través del mismo, las partes colectivas -representantes de los trabajadores y de los empleadores- de cada sector que hayan celebrado negociaciones salariales durante este año podrán adecuar, de mutua conformidad, las cláusulas de aumento salarial dispuestas en dichos acuerdos para alcanzar un incremento de hasta el 5% para el trimestre inmediatamente posterior a su suscripción, pudiendo pactarse hasta en un 2,5% de incremento mensual en dos cuotas", agregaron. En ese ministerio agregaron que esta herramienta se sumaría a las cláusulas de revisión que hayan sido previstas en cada una de las paritarias y que tendrán lugar en los meses ya acordados.

Por los menos 25 de los más importantes sindicatos argentinos cerraron paritarias en el 15%, según datos de Trabajo. Muchos firmaron además una clausula de revisión entre septiembre y marzo de 2019, según el caso. Sólo los encargados de edificios firmaron por debajo (12%), mientras que los camioneros de Pablo Moyano exigen un aumento del 27%, porcentaje similar a las perspectivas de inflación del último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) para este año.

Por el lado de los empresarios, los aún espásticos movimientos del dólar y esa meta impuesta para un año electoral es una señal sobre lo que puede llegar a ocurrir con la elevadísima tasa de interés que golpea la actividad económica. "El gran quilombo es el dólar, no la tasa", afirmó un hombre del sector empresarial. "Si no se tiene una perspectiva o una proyección clara sobre cuál va a ser el nivel del dólar, no está claro cuál tiene que ser el nivel de la tasa de interés para que la gente o los inversores decidan quedarse en pesos", explicó el hombre de negocios, que además minimizó el supuesto beneficio que podría tener la restricción de financiamiento del BCRA al Tesoro.

"Claramente, la tasa hoy por hoy no la podés bajar. Con este esquema macro no hay líneas de crédito para las pymes y se vienen problemas en la cadena de pagos", agregó. Es un mal augurio para una economía que crecerá poco este año: para Dujovne, será puro arrastre (1,4%).

Pero Sturzenegger sólo marcó los lineamientos para mediados de 2019. Fijó metas "cumplibles" para el final del año próximo, de 17% (era 10%), de 13% para 2020 (antes en 5%) y de 9% en 2021, cuando la Argentina recién podría lucir una inflación de un dígito. En Hacienda encontraban un viejo chivo expiatorio para este recalibramiento forzoso: Alfonso Prat-Gay. El primer ministro de Economía de Macri, cuentan en esos pasillos, fue el artífice solitario de metas que en el oficialismo califican hoy, con el diario del lunes, como "incumplibles".