Canasta de Monedas
El debate sobre el tipo de cambio parece ser crucial en todo el mundo y aún en la Argentina, donde hoy la convertibilidad cumple una década de vida, se discute como nunca la conveniencia o no de su vigencia. Horst Köhler —el director ejecutivo del FMI— reconoce el efecto estabilizador que la convertibilidad tuvo sobre la economía argentina, que permitió controlar una inflación que en 1990 superaba el 2.300 por ciento, pero sostiene que la paridad entre el peso y el dólar obliga a tener sólidas políticas financieras y macroeconómicas, así como flexibilidad de precios y salarios.
Para algunos analistas, la tasa de cambio flotante es más atractiva en cuanto a las ventajas que se obtienen, ya que permite una asignación eficiente de los recursos, a través de un mecanismo de precios que opera libremente. Los críticos de esta afirmación sostienen que las variaciones en los tipos de cambio pueden alterar en forma sustancial los niveles de ingreso e incluso hasta pueden ser inconvenientes para el comercio. Además, debido a la urgencia de los movimientos de capital de corto plazo o especulativos, el tipo de cambio podría moverse en una dirección contraria a la requerida por la economía doméstica de acuerdo a como se refleja en su balanza de pagos básica.
El sistema de tasas de cambio fijas es, para otros, criticable por su inflexibilidad, y porque sus ajustes conllevan una carga demasiado pesada para la economía. En el caso de la Argentina, como gran parte de la deuda está denominada en dólares, los analistas coinciden en que pasar a un sistema de flotación “podría ser desastroso si los especuladores atacaran el peso”.
Existen otras posiciones intermedias: en la paridad movible, la tasa de cambio se ajusta en forma automática de acuerdo con las cotizaciones promedio de meses anteriores. El crawling peg es una versión perfeccionada de la paridad movible que propone que en lugar de que todo el monto de la revaluación o devaluación se realice de una sola vez, se divida en pequeños porcentajes a través de varios meses.
En el equipo que acompañó a Cavallo, entre 1991 y 1996, hay quienes creen que la capacidad de la convertibilidad para hacer crecer la economía se redujo sustancialmente en 1998 por una serie de problemas externos pero también por errores de política interna, en especial la paralización de las reformas estructurales en la segunda mitad de la gestión menemista. En 1997, el PBI creció 8,1% y la inversión 17,7%, mientras que en 1998 el crecimiento fue de 3,9% y 6,6%, respectivamente.
Hay quienes sostienen que los males que se le achacan a la convertibilidad no están —en su mayoría— vinculados al establecimiento de un tipo de cambio fijo y ligado al dólar, sino que obedecen a circunstancias externas y, en cierta forma, a una política de apertura que no dio lugar a medidas para absorber mejor el fuerte cambio al que fue sometida la estructura productiva.
El paso a una canasta de monedas, como sugirió Cavallo, significaría para muchos un adelanto, aunque no una panacea. Es mantener el tipo de cambio fijo pero con una versión perfeccionada.
¿Qué efectos traería aparejada la implementación de la canasta de monedas?
Este esquema no asegura una depreciación del peso como medio de ganar competitividad, sino que eso ocurriría si se prevé que las monedas que se incorporan a la canasta tendrán una tendencia a depreciarse a largo plazo con respecto al dólar (principal ponderador de la canasta). Más concretamente, si se espera que el euro a futuro se recupere, a la Argentina le convendría seguir atada únicamente al dólar para ganar competitividad.
Otro problema es que las autoridades pueden manipular los ponderadores de la canasta, buscando influir sobre el tipo de cambio nominal, lo cual produce falta de credibilidad en la regla cambiaria presionando sobre la tasa de interés y arrastrando a mayor incertidumbre.
La ventaja de la canasta es que introduce una flexibilidad en la cotización de la moneda, lo cual es importante en Argentina por el temor que existe a salir del 1 a 1. Además, las fluctuaciones del peso resultarían moderadas porque la canasta refleja monedas fuertes. Si como ejercicio, se tomaran los últimos diez años (reemplazando el euro por el marco alemán cuando el primero no existía), bajo este sistema, el peso cotizaría entre un mínimo de 0.897 (abril 1995) y un máximo de 1.054 (octubre del 2000). Esta fluctuación es considerablemente baja en términos de la experiencia argentina previa a la convertibilidad. Lo que para algunos no está demasiado claro es si la canasta de monedas es una transición para luego pasar a un esquema de flotación.
La canasta no resuelve el problema de competitividad de Argentina, pero ayudaría a acostumbrar a la población a un tipo de cambio flexible, como una etapa de transición hacia una flotación más convencional.
Sin embargo, nadie puede predecir cuándo el dólar y el euro tendrán el mismo valor. Es posible que por un largo período —varios años— eso no se produzca, e incluso nunca alcancen una misma paridad entre sí. De esta manera el proyecto, aunque se convierta en ley, no tendría efectos prácticos y el peso seguiría atado, uno a uno, con el dólar.
Opiniones
Según Cavallo, eso significaría “más y mejor convertibilidad, más seguridad y más estabilidad para los hogares argentinos”. El ministro busca despejar la incertidumbre sobre una posible devaluación y paralelamente trata de recuperar inversiones.
Sin embargo, la nueva convertibilidad no borrará el hecho de que la deuda pública total representa más del 50% del producto bruto de la Argentina, ni tampoco que en los próximos años, si no media otra solución, la Argentina deberá conseguir más de 20.000 millones de financiamiento por año, ni que la economía es poco competitiva.
El consultor Miguel Angel Broda considera que fue apresurada la decisión de cambiar la paridad fija por una canasta mitad dólar mitad euro porque originó una incertidumbre perjudicial a la Argentina. Broda insiste en que el problema crucial es el alto riesgo-país y para eso se requiere dar certidumbre de que se pagarán los compromisos externos con solvencia fiscal. Afirma: “No veo los beneficios por el lado de las exportaciones, y en cambio sí está claro que nos aumenta la prima de riesgo”. “Tenemos que preguntarnos si estamos para ganar el premio a la innovación creativa o para maximizar el bienestar de los argentinos”.
Más allá de las diversas opiniones de los especialistas, consideramos que si la inclusión del euro dentro de la canasta de monedas, favoreciera y fomentara las exportaciones hacia Europa (aún en el largo plazo) esta medida podría servir para el comienzo de la salida de la recesión que padece nuestro país.
Diccionario de Términos Bursátiles y Financieros
- NYSE (New York Stock Exchange):
Bolsa de New York.
- OPV:
Oferta pública de venta. Operación financiera por la cual una sociedad hace pública su intención de poner a la venta sus acciones.
- PLACING:
Término anglosajón para designar la colocación previa de un valor entre inversores institucionales antes de entrar en el mercado secundario.
- PROFUNDIDAD DE MERCADO:
Capacidad de absorción de grandes volúmenes de transacciones sin modificaciones sustanciales de los precios.
- RELACION PRECIO/VALOR LIBROS:
Indicador de valuación. Mide la cantidad de veces que el precio representa el valor libros de una acción.
Dr. Carlos E.C. Müller
Dr. Jorge O. Adrover
Dr. Germán Boracchia
Dr. Carlos G. García