Crecen las colocaciones de pesos a plazos fijo y también la deuda del Banco Central que los absorbe

Los títulos emitidos por la entidad monetaria llegaron a $5,7 billones. Se origina en el exceso de liquidez que no absorbe el sector privado a través de la demanda de crédito bancario.
El proceso inflacionario es una evidencia de la sobre abundancia de pesos en la economía argentina, pues una parte del déficit fiscal es financiado con emisión monetaria. “Si en el primer cuatrimestre de 2022 las erogaciones del sector público nacional hubiesen subido a la par de la inflación, en lugar de un déficit primario de 0,37% del PBI observado en dicho período, se hubiese tenido un superávit de 0,31% del PBI”, destacó el IERAL de la Fundación Mediterránea.
“Podría decirse que en materia fiscal muy probablemente se esté perdiendo nuevamente la oportunidad de equilibrar más rápidamente las cuentas del Gobierno, en un contexto en que los recursos crecen a buen ritmo”, agregó el IERAL.
Si el gasto público sigue creciendo por encima de la inflación, el desequilibrio fiscal deberá compensarse con mayor deuda del Tesoro y -de no ser suficiente- emisión directa de pesos. Para retirar el excedente de liquidez, que termina retroalimentando la inflación, el Banco Central incrementó en 2022 la tasa de interés de referencia, después de dos años sin hacerlo, pues una de las condiciones del acuerdo con el Fondo Monetario internacional (FMI) es la de ofrecer tasas reales positivas para aumentar el incentivo de invertir en pesos.
De esa forma, la tasa de las Letras de Liquidez (Leliq), que son los pasivos remunerados que emite el Banco Central, pasó al 49% nominal anual para el plazo de 28 días, que equivale a una tasa efectiva del 58,7% anual al acumular capital e intereses durante un año. No obstante, esta carrera no está definida, pues con una inflación que se acelera y podría completar el año con un acumulado de 70%, aún no cubre a los inversores frente a la aceleración de la inflación.
Las Leliq son bonos de deuda “cuasi fiscal” que el Central le coloca a bancos, para aspirar pesos del sistema financiero y mantener a raya a una amenazante inflación. ¿De dónde sacan los bancos los pesos que le colocan al BCRA para capturar esa tasa de interés? De los depósitos de los ahorristas, que aprovechan la “transmisión” de la suba de tasas de referencia que luego mejoran los rendimientos de los plazos fijos y no atrae la demanda de crédito privado.
Por este motivo, los pasivos remunerados del Banco Central vienen creciendo con fuerza, a la vez que lo hace el stock de plazos fijos en los bancos.
Al cierre de mayo, la suma de Leliq, Pases pasivos y Nobac alcanzaba los $5,7 billones equivalentes a unos USD 47.270 millones al tipo de cambio oficial, cerca del 11% del PBI. El crecimiento interanual de esta deuda es de 52,1%, unos ocho puntos por debajo de la inflación del período. Solo las Leliq contabilizaron al cierre del quinto mes del año $4,9 billones).
En tanto, el stock de plazos fijos llegó a $4,7 billones ($4.773.223 millones) un monto similar al de las Leliq que respaldan. El monto total de plazos fijos creció en el último año un 66,5 por ciento.
Sin embargo, el crecimiento no fue homogéneo. Mientras que los plazos fijos tradicionales (hoy por un total de $4,5 billones) se incrementaron 64,4% interanual, los plazos fijos UVA crecieron 103,5% interanual, a 313.170 millones de pesos.
La razón fundamental está en los rendimientos. Mientras que el plazo fijo tradicional rinde ahora un 47,5% nominal anual para colocaciones de hasta $10 millones, que se amplía por el interés compuesto al 60% de tasa efectiva anual al cabo de un año, los plazos fijos UVA pueden rendir por encima de esta tasa si la inflación futura supera dicho umbral.
Un informe del analista y asesor financiero Salvador Di Stefano puntualizó que el plazo fijo UVA le sacó amplia ventaja al tradicional, pues en los últimos tres meses el plazo fijo UVA rindió el 17,1% versus el 11,9% del plazo fijo tradicional.
“Un año atrás, la tasa nominal anual del plazo fijo tradicional se ubicó en el 37%, lo que significa que “en el mejor escenario y capitalizando intereses, si un año atrás realizaste un plazo fijo a 30 días, el resultado fue una tasa del 48,9% versus una inflación que estimamos en el 61% anual”, según refirió Di Stefano.
“Si realizaste un plazo fijo UVA a 90 días y lo fuiste renovando cada tres meses, capitalizando intereses, el resultado te dio el 55,9% anual, también por debajo de la inflación del 61%, ya que el plazo fijo UVA toma la inflación por quincena y, por ende, hacia adelante, tiene un premio cuando la inflación comience a descender”, precisó el experto.