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Morón

De la calumnia injustificable a la manipulación ideológica

La valoración del General San Martín ha seguido un camino sinuoso en el transcurso de las distintas épocas y generaciones. El hombre aclamado como héroe en los tres países cuyo destino tuvo en sus manos, se convirtió en un ser indeseable, desacreditado y peligroso al retirarse de la acción pública. No sólo sus enemigos políticos, sino sus antiguos amigos y hasta camaradas militares se ensañaron con él. La difamación más destructiva se apoderó de la figura del Libertador golpeándole duramente. “... es necesario tener toda la filosofía de un Séneca, o la impudencia de un malvado para ser indiferente a la calumnia” le expresaba a su amigo Tomás Guido. Luego de su alejamiento a Europa, el silencio reemplazó a la calumnia, un silencio que lo condenó al olvido de sus compatriotas, casi hasta pocos años antes de su muerte. Este castigo de algunos de sus contemporáneos sólo se explica por surgir de mezquinos intereses que al afectar sus pequeñas mentes, estas no alcanzaron a comprender algunas decisiones del Gran Capitán. Sin embargo aparecieron voces de justo reconocimiento: “A una legua de Mainville no lejos de la margen del Sena, vive olvidado don José de San Martín, el primero y el más noble de los emigrados que han abandonado su patria ...” escribía sabiamente Don Domingo Faustino Sarmiento desde sus “Viajes”. A este aporte reivindicativo del Maestro Sanjuanino se suma la notable pluma de Don Bartolomé Mitre, quien desde su “Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana” rescata al Libertador del intencional olvido, ubicando el accionar sanmartiniano en su verdadero contexto y dimensión. En la actualidad, el General San Martín sigue despertando interés por el conocimiento de su vida y época, aunque a veces con poca o ninguna seriedad. Literatos, periodistas, invasores de la historiografía, se han ocupado de San Martín esgrimiendo afirmaciones infundadas sobre su actuación, tal vez por resultar peligroso reconocer que en nuestra historia hubo figuras honradas, o tal vez como consecuencia de la manipulación ideológica del pasado, o de todo, que hace que un prócer no merezca esa calificación por el sólo hecho de haber vestido uniforme. Entre obras meritorias y ensayos audaces, el lector sabrá diferenciar lo científico de las mediocridades de ideólogos improvisados.-

Sr. Raúl Omar Chizzolini
Profesor en Historia y Geografía
Docente en Enseñanza Media