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Tandil

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Uno de cada tres argentinos vive bajo la línea de pobreza

Uno de cada tres argentinos vive bajo la línea de pobreza

Afecta a 13 millones de personas. Hay un millón y medio más desde que asumió Macri.

“La pobreza lleva una tendencia alcista, ya que crece sistemáticamente desde 2010”. La frase pertenece a Agustín Salvia, el director del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), que ayer dio a conocer sus últimas mediciones, indispensables en un país que viene de sufrir un apagón estadístico. Las cifras actuales son escalofriantes: uno de cada tres argentinos es pobre.

Esa condición indica que su familia no llega a fin de mes, pero también que no tiene acceso a servicios de salud, vivienda, empleo y seguridad social, entre otros factores que se ponderan además de los ingresos. Para el último trimestre de 2016, el relevamiento ubicó debajo de la línea de pobreza al 32,9% de la población, es decir unas 13 millones de personas en todo el país.

EL CONURBANO Y OTRAS PROVINCIAS

Según dijo Salvia en una conferencia de prensa de la que participó EL DIA en la sede de la UCA en Puerto Madero, el fenómeno adquiere una dimensión preocupante en el Conurbano bonaerense y en las afueras de otras grandes urbes como Rosario, Córdoba, Mendoza y Tucumán. La pobreza afectó a un millón y medio de personas más desde que comenzó a gobernar el presidente Macri.

Comparada con la última medición que había presentado el OSDA en el primer trimestre de 2016, la pobreza creció otro 0,3%, al pasar de 32,6% a un 32,9% al final del año pasado. Cuando Macri llegó a la Casa Rosada, en diciembre de 2015, el prestigioso índice de la UCA se ubicaba en el 29%. La devaluación, la espiral inflacionaria y el estancamiento económico perjudicaron la situación.

La indigencia, en tanto, trepó hasta el 6,9% de la población en el último trimestre de 2016. “Este problema se agudizó tanto por el shock devaluatorio como por la inflación, la recesión y las políticas restrictivas”, sostuvo Salvia y arriesgó una comparación histórica: “la actual situación se asimila a las crisis por inflación de distintos momentos de la década del ´80”, dijo el sociólogo.

En especial, el director del ODSA señaló que la más perjudicada por el estancamiento es la clase media baja, cuyos integrantes dentro de la población económicamente activa perdieron trabajos informales en los barrios o a raíz de la crisis tuvieron que cobrarlos más baratos, lo que retrajo sus ingresos. Ejemplificó con las empleadas domésticas y los vendedores ambulantes, entre otros.

En la franja más postergada de la sociedad, sostuvo Salvia, el 50% de los ingresos se debe a los planes sociales, que el año pasado perdieron contra la inflación. Tampoco en este sector funcionó el empleo irregular, que agrupa al 18% de los trabajadores argentinos. Mientras que el 9,9% está directamente desempleado y otro 30,7% cuenta con una ocupación “precaria”, según definió.

De acuerdo al relevamiento de la UCA, sólo el 41,1% de la población económicamente activa tiene un empleo pleno, con garantía de estabilidad, cobertura de salud y previsional. Se trata de una situación que se profundizó en las últimas décadas, en las que “no hubo cambios cualitativos” en sentido positivo, tanto en los números de pobreza, como de indigencia y de empleo, dijo Salvia.

Para el especialista, el “problema argentino” es que no se estableció un plan de desarrollo que se mantuviera en el tiempo, por lo cual nunca se pudo perforar el 25% de pobreza estructural que se anquilosó. Por el contrario, afirmó que más allá de los programas económicos de turno –liberales, estatistas, aperturistas o proteccionistas-, la situación social tendió hacia la “fragmentación”.

La encuesta del ODSA abarca 17 conglomerados urbanos, como el Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza, y releva datos de 5.700 hogares cada año desde 2010. Ese trabajo permitió analizar el “período del Bicentenario”, que coincidió en buena medida con la intervención del INDEC en la etapa kirchnerista en el poder. De allí que se convirtió en un modelo de referencia.