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Bahía Blanca

Casi 7 de cada 10 autos que se venden en el país son importados

Casi 7 de cada 10 autos que se venden en el país son importados

En el momento más tenso de la relación entre Gobierno y gremios, con plantas que recortan turnos y suspenden empleados, el ingreso de vehículos del exterior está en pleno auge. Mientras el macrismo apunta a fabricar 1 millón de 0Km hacia el 2023, hoy las que festejan son las terminales brasileñas.

La postal no podría ser más adversa: con plantas automotrices semivacías, que están operando apenas al 30% de su capacidad, con cientos de empleados suspendidos, turnos recortados y una alta tensión sindical, la Argentina está experimentando un renovado boom de importaciones.

Más de u$s1,5 millón cada 60 minutos. Esa es la "factura" que, hora tras hora y desde que arrancó la gestión macrista, se está pagando para "bancar" las compras al exterior que realiza todo el complejo automotor.

La mayor parte de esa cifra está siendo destinada para cubrir el ingreso de autos y camionetas, principalmente producidos en Brasil, para abastecer una demanda local que, a contramano de muchas otras ramas de actividad, viene encadenando varios meses consecutivos con tasas de crecimiento positivas.

Las estadísticas son contundentes: en el primer bimestre del año, 7 de cada 10 autos que las terminales despacharon a toda la red de concesionarios del país fueron importados.

Al analizar las ventas minoritas, también se observa un fuerte avance: entre enero y febrero, el 64% de las unidades patentadas provinieron del exterior.

Esto significa que los modelos brasileños -y, en menor medida, mexicanos y asiáticos- están copando las calles de ciudades y provincias argentinas, como hacía más de una década no ocurría.

Lo llamativo es que esta creciente fluidez que vienen registrando las operaciones de importación contrasta con la imagen de varias plantas automotrices semivacías, que están operando con un nivel de ociosidad del 70%.

Se trata de un número preocupantemente bajo. De hecho, de los grandes rubros industriales, es el que actualmente exhibe la peor performance, una situación que contribuyó a agravar la tensión sindical.

Estos datos cobran más relevancia en un contexto en el que el Gobierno está presentando el "Plan 1 millón", mediante el cual pretende alcanzar ese nivel de producción de autos hacia el 2023, momento en que podría llegar a culminar un hipotético segundo mandato al que aspira el presidente Macri.

La meta se lograría mediante una baja de costos laborales y beneficios impositivos. Pero se trata de un objetivo muy ambicioso: representa el doble del volumen logrado el año pasado.

Se produce menos, se importa más
El primer argumento que dan los directivos de las compañías es que Brasil, el tradicional sostén de la industria nacional y que en épocas de bonanza llegó a adquirir poco más de la mitad de la producción total, desde hace dos años que no tracciona.

De modo que, con el principal comprador de autos nacionales con el “freno de mano” puesto, las empresas tuvieron que salir a captar mercados no tradicionales, como Guatemala, Panamá, Costa Rica, Honduras, Perú o Nueva Zelanda.

Pero el esfuerzo no está alcanzando. Así es como hoy en la Argentina, donde hay capacidad para fabricar 1,2 millón de autos al año, muchas fábricas se han visto obligadas a desactivar turnos y decretar suspensiones a centenares de empleados.

El problema es que la demanda interna hoy está ayudando a vender más pero no a producir más.

Básicamente porque el grueso de la oferta que alimenta los patentamientos está siendo abastecido con autos importados, en su mayoría de Brasil, economía que enfrenta la peor recesión de su historia y que ve en la Argentina un “reservorio” para colocar los vehículos que no encuentran compradores en su propio mercado.

Las ventas mayoristas brindan información clave porque son datos anticipatorios de lo que luego se verá plasmado en el mercado minorista:

-Entre enero y febrero, de las casi 120.000 unidades que las terminales despacharon a su red de agencias, más de 83.000 provinieron de Brasil, México, Asia y otros mercados.

-Esto representó un salto de casi 30% respecto de igual lapso de 2016.

-Como contrapartida, apenas 35.000 autos vendidos a los concesionarios fueron de producción nacional, con una caída interanual del 5%.

Con los vehículos “albicelestes” en baja, la participación de los importados se consolidó: pasaron de representar poco más del 63% en 2016 a casi 70,5% en la actualidad.